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    Ayer si hizo viral y casi pandémico el whatsapp del general de división retirado - del Ejército del Aire - Francisco Beca Casanova, un hombre al que jamás le concederían esa beca. En él afirmaba que creía quedarse corto "fusilando a 26 millones de españoles". Bueno, al menos sabemos a qué división pertenece: a tercera regional, porque considerando que somos unos 46 millones no sólo no se ha quedado corto, sino que se ha pasado cuatro pueblos. Espero que las maniobras de vuelo las calcule mejor.

   Según él muchos españoles son "ingobernables" y hay que "culturizarlos". No queda claro si con ese "culturizar" se refiere a ampliar la cultura entendida como un alto nivel de formación o bien al culturismo, donde lo que se amplía son los bíceps hasta dejarlos bien bulbosos. Con declaraciones de este estilo nunca se sabe.

   Además, incluso en el mejor de los casos me parecen dudosas. No resulta tan evidente que la gente más culta sea más fácil de gobernar. Si es tan lista como la palabra parece indicar tal vez pueda parecerles aceptable algún tipo de jerarquía por motivos prácticos, de eficiencia, como en el ejército por ejemplo, si bien serán al mismo tiempo muy exigentes con las personas, instituciones o normas que decidan obedecer, si es que lo hacen.

   Aceptar la premisa de que España es un país que necesita ser culturizado en masa implica que sus representantes civiles y militares no han tenido que pasar ese exhaustivo control al que sin duda les habrían sometido en un lugar más avanzado, y que por lo tanto son tan ingobernables y están tan embrutecidos como quienes les han puesto ahí. Que a lo mejor es verdad, no lo sé, pero entonces sería más una ventaja que un inconveniente para un señor como Francisco Beca Casanova, que de haber tenido que desarrollar su carrera profesional en una nación tan civilizada como la que describe lo más probable es que no hubiese pasado de cabo chusquero con esas matemáticas y fantasías que gasta.

    Hay siempre una paradoja en quienes han llegado a ocupar los más altos y prestigiosos cargos de un país y al mismo tiempo lo acusan de necio y poco preparado (y con tantos fusilamientos ya podría ser hasta una disparadoja, vamos). Cuanta más razón tienen, menos se les puede atribuir, precisamente porque su autoridad sería un producto, y el más destacado de todos, de esa misma falta de conocimiento que critican. A toda esa ignorancia deben su poder, su éxito, su generoso salario, y en lugar de sentir gratitud porque la gente sea tan idiota, que es lo que haría un caballero español como dios manda, se ponen ahí a despotricar y a tirar piedras contra su propio tejado, descubriendo sin motivo alguno la debilidad de su posición.

   Desde luego yo no dejaría tropas en manos de un individuo así en una guerra. Ni en una paz tampoco. 

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