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El Tribunal Superior de Justicia de Madrid rechaza la querella por falsedad documental presentada contra la señora Rocío Monasterio. Reconoce que los documentos que entregó eran falsos, pero de una falsedad tan "burda", tan de aficionada, que no llega a ser creíble ni por tanto delictiva de lo cutre que es. Y no les falta razón: un timo así yo también lo desestimaría. La de falsificador es una profesión dignísima, llena de falsificadores auténticos, de verdaderos artistas de la falsedad que de ningún modo pueden ser comparados con estos chapuzas. Confundir un verde musgo con un verde enebro en una imitación de un Rembrandt vale, pero presentar una fotocopia en blanco y negro de un sello oficial no me jodas... Eso es de chiquillos, y de chiquillos educados en la Logse encima, una falsificación indocumentada más que documental. Semejante vulgaridad no merece ningún tipo de reconocimiento, ya que podría ser reconocida a simple vista, y qué sería de España si empezásemos