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Mostrando entradas de enero, 2021

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    Sigue la polémica con esa especie de cruzada de frontera a un principado sin príncipe que anda reivindicando la empresa el Rubius por su canal de Youtube. No entiendo muy bien con qué fin, ya que lo que ha hecho es legal a día de hoy. Si eres una empresa puedes obtener tus beneficios en un país y cotizar por ellos en otro, así que no sé de qué se queja. Normalmente cuando te pones a reclamar tal o cual libertad es porque la ley no la permite. Pides derechos de los que careces, no los que ya tienes.    Salvo que lo que pretendas sea ampliarlos, o en su caso reducir la insoportable presión fiscal y opresión ideológica a la que al parecer lo somete el estado español. Un poco como los catalanes, o buena parte de ellos al menos, que como la empresa el Rubius consideraban que España les robaba y querían por tanto cambiar de hacienda y hasta de país. Ellos eran más, y tenían incluso una lengua propia y una identidad peculiar (aunque escuchando a el Rubius da un poco la impresión de que él

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   Hoy soñé con Kase o. Con el del medio de los Violadores del Verso, que casi parezco Estopa con el de los Chichos, o los Chicos del maíz con el de los Run DMC, o mi querido Gsús Bonilla con el de los Panero.     Lo malo es que no recuerdo nada de la charla que tuve con él. Porque mantuvimos una charla, y hasta tengo la impresión de que me dijo algo importante en ella. Sin embargo, no conseguí rescatar ni una sola palabra de mi subconsciente o lo que sea al despertarme; se habían pirado todas por el desagüe onírico. Y como no tenemos ni un libro de Freud en casa pues no sé cómo usar el zoom psicoanalítico, el zoombado, para localizarlas, revivirlas y luego interpretarlas en condiciones.    De lo que sí estoy bastante seguro es de que no hablamos de rimas. Una lástima, ya que a mí siempre me han entusiasmado las rimas (las buenas, claro) y con un profesional del tema ahí revelándote secretos en sueños pues qué menos que dedicarles una visión como mínimo. Los poetas de mi generación ren

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    Los trabajos universitarios de Cristina Cifuentes son como Steven Seagal: difíciles de encontrar. De entrada tienen toda la pinta de ser trabajos convencionales, irrelevantes incluso, pero cuando intentas ir a por ellos de pronto descubres que han estado en Corea, en Vietnam, en Panamá y que tienen el corazón púrpura, aparte de ser expertos en camuflaje y tácticas de evasión. Como de costumbre la izquierda progre piensa que todo esto no tienen ningún sentido, aunque los trabajos de Cristina Cifuentes sí que estuvieron allí y saben la verdad, el esfuerzo que supuso ocupar todas aquellas líneas sin apenas tiempo y con las fuerzas casi agotadas. Había que tener la moral muy alta y una buena dosis de heroísmo o algún sucedáneo resultón para hacerlo. Y si algún error se cometió, fue que los enviaron a un lugar desconocido, lleno de comunistas, para dejarlos ahí a su suerte y sin que nadie se preocupara por su destino final. Esos malditos burócratas fueron los culpables en el fondo. Así

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   Decía Valle-Inclán que opinar puede hacerlo cualquiera, y que lo difícil es pintar un gitano en un burro. La afirmación quizá se podría afinar un poco, ya que no necesariamente todas las opiniones son aburridas ni todos los cuadros aburrados, y tanto el ingenio como el genio se pueden revelar de ambos modos. Aunque en su día la frase se me quedó grabada porque me pareció que algún poso de verdad, al menos artística, había en ella. En efecto tenemos en general una enorme habilidad para opinar; entrenamos a diario y ya casi hemos alcanzado el virtuosismo en ese terreno, hasta el punto de que no hay tema o controversia en la que no podamos improvisar una opinión más o menos clara o incluso rotunda. Sin embargo, si nos piden que pintemos con palabras, que nos pongamos a describir lo que hay a nuestro alrededor con la misma eficacia y soltura, con la misma pasión, el discurso decae de inmediato, y notamos que nos cuesta sacar tantos colores, esencias y sustantivos como cuando simplemente

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    Sigue habiendo cierta controversia con respecto a si la vacuna del covid19 puede dejar o no alguna secuela, aunque que la gente se cuela para conseguirla es algo que ya podemos afirmar con rotundidad. La ya vieja polémica entre anti vacunas y pro vacunas ha dado lugar a una nueva mutación: los apropiavacunas, una españolísima aleación de político/militar/sacerdote que, agazapada en la sierra de Cazorla como el lirón careto, que decía el amigo Félix (Rodríguez de la Fuente, claro) pero con más careto todavía, anda a la caza de la dosis sin contabilizar, del culillo despistado para que alguien se lo inoculille discretamente y casi que a discreción también a juzgar por las cifras que vamos conociendo.    Porque como es lógico ya hay estadísticas de las vacunas locas. La estadística se ha convertido en otra pandemia, y al interactuar con una vírica de considerable gravedad y variables constantes, si se puede expresar así, el resultado no podía ser otro que una acumulación ingente de re

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    En casa tenemos un volumen de las "Confesiones" de Rousseau. Lo compré de segunda mano, según recuerdo a muy buen precio y pensando que estaba impecable. Sin embargo, esa apariencia tenía su truco: la mayor parte de sus casi setecientas páginas en efecto lo estaban, aunque en las treinta o cuarenta primeras hay numerosos subrayados a boli rojo, y subrayados difíciles de entender además. No porque Rousseau sea un filósofo oscuro, sino porque no consigues explicarte por qué su dueño anterior eligió esas líneas en particular, qué vio en ellas que le impulsó a resaltarlas de ese modo. A veces casi parece garabateado al azar, por un niño pequeño o un chimpancé ocioso, y más teniendo en cuenta que como digo el resto del libro seguía como nuevo, yo diría que virgen si se puede decir eso de un libro y de un libro del detestado Rousseau encima, que cada vez que abría la boca subía el precio del pan de comulgar. Porque si la obra le estaba entusiasmando tanto como para llenarla de

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    Para Bruma el horno es como un televisor, y su programa favorito el de asar pollo. Ahora que está tan de moda esa fórmula de los máster chefs, tanto en los medios de comunicación como en los mediocres políticos, ella no iba a ser menos con sus preferencias. Además, el horno tiene la ventaja añadida de que no hay que aguantar las gracias de celebridades y niños salerosos para ver cómo se prepara la pitanza. Decían los de Aviador Dro que les gustaba la televisión porque era nutritiva, y sus razones tendrían, aunque te pones a comparar la parrilla televisiva con la del horno y se queda en nada, en noticias torpemente cocinadas y espectáculos que no hay quien se trague. Bruma lo tiene clarísimo, vamos, y entre lo que sacan en los platós y lo que ponen en los platos no se lo piensa ni un segundo. Que los perros harán sus payasadas pero tontos del todo no son.    Estos días, aparte de los confinamientos sin fin, hay dos asuntos destacados en la actualidad: el juicio de Cristina Cifuentes

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    Sigue el culebrón con las reparaciones. Después de tres días Rubén y Paulo siguen sin tener agua ni calefacción. El fontanero que pasó dijo que no podía hacer nada hasta que la caldera no estuviese en condiciones, y el técnico de la caldera que era el fontanero quien debería haber arreglado la avería primero. Así que nadie ha hecho nada todavía, estamos en un bucle, y hasta el lunes como mínimo no podremos resolver el enigma de la chapuza embrujada.    Ana lleva once llamadas al seguro, una media de casi cuatro diarias, aunque lo único que nos confirman de momento es que habrá que pagar las obras - cosa que en realidad suponíamos, ya que lo único de lo que puedes estar seguro con un seguro es de que no te van a cubrir la pifia. Esto no nos ha sorprendido en absoluto, claro que entre las palizas telefónicas y las mensualidades de las pólizas sí que esperas mejores reflejos, cierta velocidad a la hora de hacerse cargo de la situación y controlarla. No digo yo los de un campeón de pin

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    Ayer llamaron nuestros inquilinos del piso de Madrid, Rubén y Paulo. Contaban que la borrasca Filomena había reventado una tubería y la caldera, que así estaba el patio, y adjuntaban un vídeo del desastre en el que se veía un chorro de agua cayendo en cascada.    Ana intentó avisar de inmediato al seguro, aunque la línea estaba a reventar también. Con todos los destrozos del temporal los de la compañía andaban desbordados. Primero salía el clásico robot, porque a estas alturas los robots ya son clásicos, pidiendo que pulsaras la tecla uno si tal o la dos si cual, y luego una de esas musiquillas estresantes que nunca sabes si ponen para que cuelgues el teléfono o para que te cuelgues tú.    Yo siempre he sospechado que algo así era lo que oía Marlon Brando en su cabeza en "Apocalipsis Now", ese horror que le hacía frotarse la calva una y otra vez. Como se había perdido en la selva de Camboya tratando de combatir el comunismo, que ya hay que tener ganas, pues me figuro que

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    Parece que ya amaina el temporal. Por fin. Dicen que la de estos días ha sido una nevada histórica, aunque también es verdad que ese adjetivo lo utilizan tanto que cada vez resulta más complicado distinguir lo histórico de lo histérico. Lo mismo afirmaban del acuerdo que firmaron Albert Rivera y Pedro Sánchez, y verás dentro de un par de años quién se acuerda ya. "¿Albert Rivera...?¿El que anuncia colchones virtuales en Teletienda?". "Sí". "No me lo creo. Esto tiene que ser un bulo...". Pero bueno, la borrasca ha sido de las memorables, de eso no hay duda. Cuando Góngora decía que le gustaba escuchar a Filomena sobre el chopo de la fuente supongo que se refería a otra, porque esta más que calentarte las orejas te podría diseñar con ellas un nuevo polo de Frigo.    Por suerte habíamos comprado algunas provisiones y encargado todo un palé de pellets, que si no menuda risa floja. Llevamos como una semana cruzando los dedos para que no se corte la luz. Hac

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    Últimamente estamos viendo documentales sobre sectas. Son algo intrigante, la verdad, aunque cuando ya has visto varios se hace evidente que, aparte de los distintos cuentos siderales - o casi "sidrales" algunos - todas funcionan de un modo parecido, y entonces empiezan a perder el glamour.    Ayer estábamos con uno sobre la cienciología, en la que la tendencia sideral ya es absoluta, porque tiene incluso unas cuantas estrellas de Hollywood entre sus abducidos. A uno de los expertos le costaba aguantar la risa cuando salía explicando cuál era en realidad la revelación secreta que se les hacía al final a los fieles más avanzados, una vez que habían superado todos los tramos de crecimiento espiritual que aparecían en el esquema del buen cienciólogo. Según su primer líder, un abollado que casi mata a su esposa porque sonreía en sueños y llegó a encerrarla en una jaula, en realidad somos copias de seres de un lejano planeta que en un momento dado se quedó sin espacio. No espa

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    En el escaparate del herbolario hay un cartel que anuncia varios cursillos: de "numerología vibratoria", de "limpieza energética (para casas y personas)", de "péndulo hebreo", de "análisis cabalístico", que no es lo mismo que cabal. Los talleres no es que me interesen mucho, la verdad, pero las hierbas que deben de tener por ahí cada vez más, porque menudos vislumbres. Casi estoy por entrar un día a pedir un cogollo de cosechera de la casa.    A veces Ana va a por salvia, que es una planta con un nombre curioso, mitad de sabia y mitad de salvadora. Y con una denominación así por supuesto tiene unas cuantas propiedades medicinales. Una de mis asignaturas pendientes - y no sólo literarias, también literales, porque la suspendí en 3º de BUP - es la botánica. Es un campo, y quizá el más campo de todos, sobre el que pienso a menudo en formarme un poco, indagar y leer con alguna disciplina. Aunque al final nunca me decido del todo, y lo que es peor

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    En Nochevieja, por la mañana, fuimos a hacer unas compras de última hora. En el supermercado no tenían polvorones, ni mazapanes, ni casi nada en realidad. Más que en un 31 de diciembre parecía que estábamos en la posguerra, y la música no ayudaba precisamente a desfacer el encantamiento. Sonaba un villancico cantado por unos guiris, con un acento muy marcado: "felisss navidasss... próssperrro anio y felissidasss..." (aunque también es verdad que el "i wanna wish you a merry christmas" lo bordaban). Me recordó un curso de español que usaba una chica escocesa con la que estuve liado hace como veinte años, en el que enseñaban a confirmar reservas diciendo: "quierro haser una conformasión de la reservassión...". Me reí bastante escuchándolo, más que el villancico, aunque no tanto como ella cuando en una tasca de Madrid vimos un cartel que decía: "we have cow language". Seguro que más de uno pidió las cañas mugiendo, "con muuuuuucha espuma, p