19.

    El otro día fuimos a la pescadería, la de los nombres en latín, y le preguntaron a Ana si era profesora. "No", dijo, "me parece que Begoña me ha ascendido de categoría. Trabajo en la universidad, pero no soy profesora. Soy administrativa". Dio toda la explicación, si bien se lo estaban preguntando por un motivo muy distinto del que sospechaba. En realidad querían saber lo que era "un pleonasmo".

   Yo estaba esperando fuera, por lo de los aforos, y no había escuchado nada de la conversación. Me empecé a enterar cuando Ana abrió la puerta de repente y me preguntó: "Oye, Pablo... ¿Qué es un pleonasmo, que no me acuerdo?". Es una de esas palabras que de entrada te dejan bloqueado, porque jamás esperas que nadie las utilice. Esta podría ser perfectamente una definición de "pleonasmo". Claro que entonces podría confundirse con "logomaquia" o "arquitrabe", así que le han buscado otra acepción no se sabe si para liar menos o más a la gente. Para recordar su significado a mí la mente se me va a un verso de Benedetti, de su poema "Hombre preso que mira a su hijo": "que la patria o la tumba era otro pleonasmo". Una de esas extrañas asociaciones nemotécnicas, o memotécnicas en mi caso, y más considerando que lo que me viene a la memoria no es sólo el verso sino una versión: la cantada por Pablo Milanés, lo cual ya convertiría el asunto casi en memotectónico por sus efectos devastadores, casi de terremoto en las neuronas. "Que la patriaaa... o la tumbaaa... era oootro pleonaaasmooooo...". Tengo que escuchar a Pablo Milanés en mi cabeza, ahí alargando las frases melódicas más que un día sin pan y visualizando además el pelo rizoso de casco que llevaba en la época, para saber lo que es, y ni siquiera así me entero del todo. Porque claro, el verso es un verso, no te da la clave sin más, y aparte de la interpretación cantada de Milanés tengo que contar con la mía, pensar a ver por qué "la patria o la tumba" es "otro pleonasmo" según la interpretación de Benedetti, y más concretamente la de un hombre preso que mira a su hijo, siendo un preso político uruguayo encima y con Ana observándome desde la puerta como si se hubiese casado con un gilipollas. "Es como decir 'la blanca nieve'...", balbuceé al fin. "¿Una reiteración?". "Sí, eso: una redundancia... Creo...". No la llamé Yolanda de milagro.

   Y no exagero (¿hiperbolizo?): hice todo ese proceso cerebral en cuestión de segundos para llegar a algo tan sencillo. A una "redundancia" glorificada, porque "reiteración" me habría llevado a José Luis Rodríguez Zapatero cuando se ponía a decir "se lo reitero", y entonces sí que ya no salimos de la pescadería en una semana. Entre los latinismos, los pleonasmos y José Luis podríamos haber acabado fundando una academia en Cercedilla. Pero el caso es que no fue la primera vez ni mucho menos en mi vida en la que tuve la sensación de que la mente no siempre nos ayuda a simplificar nuestras dudas, sino que en ocasiones las complica hasta la extenuación. Una mano no se embarulla tanto: si quiere agarrar una taza de café la agarra sin más, ni siquiera le preocupa que pueda estar hirviendo - si se quema ya soplará la boca, que para eso está - y cumple su misión en silencio y con eficacia, como un buen soldado. Aunque con la mente cuidado, que cuando te quieres dar cuenta ya está remoloneando y divagando a su aire, cada vez más lejos del objetivo. Se pira, y no digamos ya si el asunto se pone feo o tiene que demostrar su verdadero valor. Casi parece que hay un enemigo infiltrado en ella ciertos días. Asumimos que ahí está nuestro departamento de inteligencia, pero a veces basta una inspección sorpresa para comprobar que no sabe ni ponerse firme o cuadrarse en condiciones, y las llamadas al orden tienen que ser constantes. "¡Un poco de disciplina, maldita sea!". "Sí, mi cultura general...". "¿Y quién demonios es ese tipo que está cantando ahí?". "Es un cubano. Se llama Pablo, como nosotros, y está aquí para recordarnos lo que es un pleonasmo...". "¿Un cubano? ¡Pero bueno! ¿Quién ha autorizado la entrada de cubanos en nuestras bases intelectuales?¡Y con esas pintas además...! Un pleonasmo es cuando no es uno, sino dos... ¡Como mis cojones! ¿Está claro?". "Cristalino, mi cultura general". "Y ahora déjese de chorradas y póngase a hacer algo útil. Para mañana se me aprende los capítulos tres al ocho del Quijote". "¿Inclusive o exclusive, mi cultura general?". "¡Ni inclusive ni exclusive!¡De memoria, me cago en todo lo que se menea!". "A sus órdenes". "Como aparezca otra vez por aquí y te vuelva a pillar haciendo el mamarracho en tu blog te vas a cagar... ¡Te pongo a ver entrevistas a Pérez-Reverte en el Youtube hasta que te sangren los ojos y sepas lo que es una guerra de verdad! ¿Comprendido?". "Ni una duda, mi cultura general". "Pues venga, se acabó la tontería. Formacióooon...¡Arr!".  

Comentarios

Entradas populares de este blog

135.

134.