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       Alguna vez he dicho que un marxista-leninista ortodoxo sin duda me acusaría de eso que llaman, o al menos llamaban, "pereza revolucionaria". Aunque en caso de conocerme mejor probablemente de lo que me acusaría es de pereza en general, ya que de los siete pecados capitales ese es el que más me ha dominado siempre. No sé si conoce usted ese chiste de Facundo Cabral en el que le preguntaba a un tío suyo su opinión sobre el comunismo, y él le respondía: "Chéee... ¿pero cómo querés vos que confíe en un país con la bandera xena de herramientas?". Yo me siento muy identificado con ese chiste, porque a mí también me producen una desconfianza instintiva todos los sistemas que rinden culto al trabajo, y en ese aspecto al menos no creo que el capitalismo sea mucho mejor. Pese a tratarse de concepciones presuntamente antagónicas de la sociedad sorprende que al final ambas hayan acabado predicando la misma religión.

    En el universo soviético el héroe era aquel señor que aparecía en los carteles con su gorra de obrero estajanovista y una comunal y descomunal llave inglesa en la mano. Había que construir el socialismo y ahí los tenían apretando lo que hubiera que apretar a los camaradas, que después de unos años a ese ritmo ya debían de pensar los pobres que les iba a quedar un socialismo con sauna y jacuzzi como mínimo. Pero ahora el tipo ejemplar es el neoliberal digamos "estajonovista", siempre tratando de inventar nuevos tajos en los que dejarse la piel para levantar el país. De los empleos convencionales ya casi no hay, se han esfumado todos de repente, y el estajonovista de pro tiene la misión de andar a la caza de todo tipo de ideas originales para crear su propio curro, una agencia de perfoconsulting internacional o lo que sea, con el fin de no ser un elemento desaprovechado y ocioso en esta nueva fabricación del Mundo Feliz.

   Que si es complicado apañarse en una acería imagínate si no sabes ni qué hacer y tu función es superar esa incertidumbre durante doce o catorce horas al día. Tratar de definir el perfoconsultign internacional, qué es y para qué sirve; encontrar financiación para transformar la visión en proyecto viable, explicando todo el tinglado en una fría sala de juntas a cuatro o cinco psicópatas con trajes de Armani que te miran como si te fuesen a violar por turnos y después comerte; dejarte dos mil al mes por una oficina de treinta metros cuadrados, donde tendrás que enfrentarte al eterno dilema de si meter una estantería o un becario; mover el asunto en redes y entre otras empresas igual de absurdas y peladas para buscar clientela, tratando de vender una labor que en la práctica todavía no sabes cuál es... "¿Perfoconsulting internacional?". "Sí, bueno... Es un revolucionario método de análisis y feedback avanzado para optimizar la resiliencia de los staffs, que además lo tenemos de oferta este mes...". "No nos interesa, gracias...". "También regamos las plantas y sacamos a pasear al perro, y el becario habla noruego B1 y tiene un curso de...". "¡Que no!".

   Nadie cuestiona la dureza del antiguo trabajo físico, aunque este metafísico de la actualidad es un territorio todavía por estudiar. Vivir con la paradoja de tener que producir a toda máquina utilidades ficticias también pesa lo suyo, y si ya te cansas sólo de pensar en tener que levantar ese pedazo de llave inglesa con un solo brazo y en Siberia pues imagínate todo un país - y España encima - a base de fantasías intelectuales. Por eso cotizan tanto las empresas farmacéuticas, porque todo el mundo consume pastillas a puñados (¿feedpill?). Los vagos, con todos nuestros inconvenientes, que ni siquiera nos tomamos la molestia de negar, tenemos al menos la virtud de ver este tipo de movidas a kilómetros de distancia. En cuanto escuchamos a alguien llamar a las horas de más horas "extra", como si fuesen un bonus magnífico, se nos enciende la alerta mental y en seguida comprendemos que nos están hablando de algo absolutamente maligno. En un planeta bien planteado con treinta horas semanales por barba sobraría, y todo lo demás son cuentos, abstracciones, trampas mortales... Porque seguro que el currela soviético de a pie no tenía ni idea al final de lo que podía ser el socialismo real, aparte de una construcción teórica imprescindible y obligatoria. Pero pregúntele a su equivalente capitalista lo que es el dinero en el fondo - y no digamos ya en los fondos - a ver si le da una definición mucho más completa y mejor. 

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