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   El fin de semana se celebró un mitin de Vox aquí en Cercedilla. No me acerqué, claro está, entre otras cosas porque el público de los discursos se parece cada vez más al de los concursos. Están ahí haciendo el ganso, aplaudiendo y chillando y bailando incluso para ver a otros llevarse la pasta, y aunque mi sentido del ridículo es bastante relativo eso no quiere decir que no exista.
  
   Además, el concurso de Vox es un poco como el Grand Prix de Ramón García pero con la gente cabreada. Gran País podría llamarse, con sus troncos locos, sus toros pichichi, su prehistorix, sus rompepuertas y su ¡a por Caperucita!... Parece una versión sin diversión - ni por supuesto diversidad - del mismo espacio, y puestos a elegir prefiero los de preguntas y respuestas, que por lo menos no sacan tanto trompazo sin sentido. Claro que eso es en la tele, porque en política tiene uno la impresión de que los candidatos dicen lo que les da la gana y cualquier contestación se considera válida, tenga o no que ver con la cuestión planteada. "Venga, señora, decídase: ¿comunismo o libertad? ¿con qué opción va a quedarse...? Recuerde que estamos en el panel de los millones de... ¿Quiere ser español?". "Ay, pues no sé... ¿Puedo hacer la llamada a la unidad?". "Lo siento, pero esa ya la hizo en la elección anterior... Le queda el comodín de las generales y la encuesta del 40% si quiere...". "Qué nervios...".

   En Ciudadanos parece que se han decidido por un formato más viajero: "Madrileños por el mundo". La idea no es que sea mala, si bien sería conveniente saber primero dónde están para entender un poco el argumento, ya que tal y como lo presentan podría uno ubicarlos en cualquier parte del globo, o incluso en otro planeta. Tratándose de territorios exóticos el programa de Gabilondo tiene más reputación, aunque conviene no olvidar que este es otro Gabilondo distinto, uno que así de entrada apostarías a que acaba de llegar del círculo polar, y que sin embargo no deja de insistir en que está en contra de la polarización... Con él la gente tampoco comprende nada y lo más habitual es que cambie de cadena.

   Podemos ha optado por un modelo más moderno, o más bien por la aparente renovación de uno de los clásicos: el de los emparejamientos. Algo en plan "Unidas y Podemos y viceversa", con un tronista que lleva ya ni se sabe cuántas temporadas eligiendo y descartando aspirantes sin que nadie entienda ya qué es exactamente lo que busca, sólo que sus compromisos son de verdad y que cuando quiere algo lo consigue. "¿Qué tal tu cita con Más Madrid? Porque el test os daba un alto nivel de compatibilidad...". "Pues mira, Emma, como experto politólogo que soy te diré lo que dijo en su día Juan Guerra del polígrafo de Tele5: 'Ezta maquinita eztá eztropeá...'. Reconozco que de entrada me pareció una opción muy atractiva, pero... digamos que su capacidad de entrega resultó decepcionante al final...". "Quería meterme mano por la cara, Emma, y luego cuando llegamos a...". "Espera tu turno, Iñigo, y luego podrás hablar... Continúa, Pablo...". "Pues nada, que Más Madrid se mostró más fría de lo que yo esperaba, simplemente, y a mí me gusta la gente que va a por todas, ¿me explico? No sé cuál será su problema, aunque yo creo que necesita ayuda profesional, porque te aseguro que yo le di lo mejor de mí y hasta le propuse asaltar el cielo juntos, que no es algo que haga con frecuencia...". "Serás cínico... ¡Eres un mentiroso!". "Iñigo, por favor... Prosigue, Pablo...". "Es que no sé ni qué decir, Emma, fue una de las peores experiencias que he tenido en este programa, la verdad, y supongo que podemos quedar como amigos, pero nada más... En otros aspectos que cada cual siga su camino...". "Maldito embustero... Lo único que este quiere es chupar cámaras con su representación, Emma...¡Explica aquí si te atreves lo que me contaste de Mondero después de cenar!". "Bueno, por lo menos yo chupo algo, que los hay que ni eso... Van de moderaditos por la vida y lo que están es reprimidos por el sistema... En el fondo lo que les gusta es el capitalismo y no se atreven a confesarlo...". "Vale, esto ya sí que no lo aguanto... ¡Me voy! Ahí te quedas con tu moño y con tus moñas... Tú te lo pierdes...".

   Así que no tengo ni idea de en qué manos caerá el mando. Pero visto lo visto miedo me da.   

    

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