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    Hacía tiempo que no miraba una de esas encuestas sobre la intención de voto. Son un poco como el horóscopo, sólo que con marcas políticas en lugar de signos zodiacales. PP: estás en una buena racha pero la conjunción inestable de Ayuso-Casado podría traerte algún problema. El lunes a primera hora habrá un atasco fenomenal en la M-30. No te lo pierdas. CS: cuidado con los eclipses que igual te coge uno. Intenta contextualizar un poco menos. Vox: últimamente estás un poco lunático de más, pero incluso así los augurios son positivos. Si vas a Turquía no les digas que son árabes. Podemos: tu estrella guía ha cambiado de rumbo, así que atento a los posibles derrumbamientos. La palabra afortunada de esta semana es "córcholis"... 

   Casi nadie se los cree ya del todo, y cambian cada semana o según el diario que consultes. Y a mí eso es lo que me tiene intrigado en realidad. Porque que los astros y planetas se muevan y se alineen de formas curiosas no deja de ser un fenómeno más o menos comprensible a poco que lo estudies, pero que las opiniones de la gente lo hagan a velocidades todavía mayores y por causas a veces imperceptibles ya es algo más difícil de entender, o al menos para mí. ¿Quién es toda esa peña que el martes va a votar al PSOE y el miércoles al PNV o a Teruel Existe...? Yo nunca me he encontrado a nadie así, y conozco personajes estrafalarios como para llenar dos o tres psiquiátricos. Puedo asimilar que alguien modifique su voto, cómo no. Es totalmente legítimo y en la mayoría de los casos incluso aconsejable. Aunque así de rápido y una y otra vez ya mosquea, de verdad que hay días en que tengo la impresión de que debe de ser algo patológico, como filias y fobias que les vienen de sopetón. Y encima los de las encuestas van a buscar precisamente a esos, a los que tienen personalidad política múltiple, que no sé ni dónde los encontrarán. "¿Qué vas a votar ahora, Marcos?". "A Bildu, pues...". "Pero si tú eres extremeño y conservador". "Sí, pero es que he mutado...". 

   Oficialmente los llaman "los indecisos", aunque yo diría que son más bien pluridecisos, ya que su problema no es que no se decidan sino que deciden cosas distintas sin parar. Si algún candidato dice una bobada, que es algo que sucede cada cinco o seis horas, de repente ya hay dos millones de pluridecisos a los que se les altera el parecer o lo que sea y varían su opción por quinta vez ese mes. De lo contrario estaría chupado hacer sondeos, casi ni sería necesario, pero es que son mogollón los pluridecisos, como coincidan en una de estas podría salir Sandro Rey de presidente o incluso de experto en estadística ahí con sus gafas radiónicas. Cualquiera que montase un partido para pluridecisos acabaría en la Moncloa, de no ser porque bueno... quizá meterían otra papeleta en la urna en el último momento. Si bien me figuro que el programa del partido plurideciso se transformaría cada dos por tres, sin previo aviso ni primarias ni hostias, para no perder a sus bases y que se pudiesen sentir identificadas con las propuestas al menos durante una semana. ¿Qué color elegirían? Pues no lo sé... Podrían ir turnándolos según la ventolera y pasar del blanco al magenta o del gris al pistacho... Y luego las promesas electorales no se materializarían, por supuesto, claro que eso ya ocurre también con el resto de formaciones. Pese a todas las diversas y variopintas resoluciones que se tomarían por los pluridecisos no íbamos ni a notar la diferencia al final. 

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