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    Me aparece en el muro, sin haberlo solicitado, un pedazo de columna de Javier Marías en el que dice que no todo lo que publican las mujeres "es fantástico", valoración con la que estoy muy de acuerdo, porque lo que algunas publican es realista por ejemplo. Y luego añade que "hoy se insinúa que cuanto sale o salió de ellas en el pasado es bueno", sin concretar quién lo insinúa para que podamos ir a buscarlo, o más bien a buscarla, que seguro que es una tía, y afearle - ¿o es más correcto "afearla"? - su exasperante falta de criterio crítico espetándole a la jeta sin el menor respeto tres adjetivos azorinianos, abracadabrantes, pirotécnicos.

   Claro que siendo un artículo de Javier Marías (que no leí, porque había que pagar) esto más que un pedazo ya parece una diarrea. Que yo recuerde van varios en los que afirma un poco lo mismo, con parecidos argumentos y un secretismo idéntico al señalar quién insinuó qué. No sé si es que piensa que no nos habíamos enterado, pero incluso los que no lo queremos seguir ni gratis estábamos al corriente de esas horribles molestias que sufre cuando no sólo le mientan sino que le mienten el talento de las escritoras. En su día hasta había proporcionado una lista de las listas para ilustrar el asunto. Así que al final con tanta repetición casi parece el Fary con "El torito bravo", aunque siendo un distinguido académico quizá sería mejor decir el Fary Luis de León. La primera vez que escuchas el tema te puede convencer o no, pero a partir de la quinta copla ya te pones a bailarlo con la camisa desabrochada, soltándote un botón cada vez que suena la palabra "botines".

   De hecho, igual que existe la canción del verano siempre he pensado que debería existir también la columna del verano. Esa que ponen una y otra vez por todas partes y que todos nos sabemos de memoria, pero siempre comentamos encantados o aborreciéndola sinceramente, dependiendo de la dosis de garrafón que hayan añadido en el chiringuito georgiedannesco. Bien planteado incluso podría salir de ahí un nuevo género literario, que cada vez cuesta más inventarlos, para catapultar la candidatura de Javier Marías al Premio Nobel. Porque ser el precursor de la columna del verano podría ser ese escalón, esa micra que le falta para que le pongan el micro de la Academia Sueca delante y poder contar desde allí a todas las naciones que no todo lo que publican las mujeres es fantástico en una versión actualizada para la ocasión, remix, con ballet masculino de chistera y levita y un juego de luces y coreografía de esos que crean afición, mientas que el público de la solemne ceremonia, habitualmente serio y formal, aplaude a su compa al compás y hasta se levanta de sus asientos y hace una multitudinaria conga recorriendo el patio de butacas y después los pasillos de ese nobel edificio llenos de contenida emoción o alegría desbordada, dependiendo de nuevo del garrafón que gasten allí, que en los últimos años parece del potente.

   Otra ventaja de la columna del verano es que podría dar lugar a un nuevo tipo de espacio cultural en la tele: "Cachos de plomo" o por ahí, en el que se sacarían fragmentos de las distintas columnas del verano agrupadas temáticamente para los más nostálgicos. "Hoy 'Cachos de plomo' está dedicado a las columnas sobre el posmodernismo en la izquierda de universidad americana que no quiere currar pañando fresones de Huelva, y en nuestro Torp 5 tenemos a Perico del Palote Constante con "Strawberry fields for everybody'...". Habría un episodio sobre feminazis feas y frustradas, otro sobre comunistas con iPod, me figuro que de tanto reírse, otro sobre ateos que celebran la navidad, otro sobre la acuciante necesidad de instaurar el día del orgullo heterosexual, otro sobre los hombres blancos oprimidos por el racismo inverso y, cómo no, uno sobre lo mal que han escrito siempre las mujeres por mucho que pretendan insinuar algunas... Que yo creo que un premio más modesto pues se les podría acabar concediendo también. (A alguna de estas geniales recopilaciones de melocotonazos literarios del pasado y el presente, quiero decir).