64.

    Leo que la foto que aparece en el cartel/bulo de Vox en el que dicen lo que nos cuestan a los españoles los "menores no acompañados", que según mis cálculos es una cantidad muy inferior a la que nos gastamos en cosas fachas, no retrata a un menor, ni a un inmigrante, ni se sacó en España. Proviene de un banco de imágenes, y fue tomada en Bangladesh por un tal Ahnaf Piash. El modelo prefiere mantener su anonimato, y es normal, porque imagínate que un día apareces tú en una campaña de la ultraderecha alemana por ejemplo como el tipo o el arquetipo de individuo que les roba sus cuartos a las yayas. Yo me cago, vamos, y no sólo en dios, sino de miedo sólo de pensar en todos los nazirulos de allí con mi careto en su punto de mira, que no es lo mismo que el de vista, y buscando mi dirección para enviarme un sobre lleno de balas o yo qué sé. "¡Putos españoles!¡Vienen aquí a quitarnos el trabajo!". Que yo nunca he entendido ese razonamiento, por lo que a mí respecta cuanto más trabajo me quiten mucho mejor, claro que esa gente vive obcecada en su neura, parece que siempre está como a punto de soltarle un cabezazo a algo, y que te tengan a ti como sujeto y objetivo de sus odio descontrolado no es agradable. "Joder, Ahnaf Piash, ya te vale... ¿Pero qué les has contado de mí? Yo lo único que quería era un book de actor para que se lo enviases a un representante y hacer cortos...". "Bueno, más cortos que estos no los vas a encontrar, y en el parlamento de su país son representantes, así que en realidad sí que se podría interpretar que...". "No te pases de listo, Ahnaf Piash, que ahora tengo balas en casa como para llenar tres cargadores...".

   Lo que a mí me preocupa no es que Rocío Monasterio no crea a Pablo Iglesias; es que se crea ese cartel. Con sus datos locos, su joven modelo de Bangladesh, su abuela de pensión miserable, que acabaremos descubriendo que es la princesa Rupertina de Moldavia en la puesta de largo de su bisnieta Natasha MacIntyre... El collage es como para darle a su autor de collejas, partamos de esa base, y luego ya hablaremos de si hay que creerse o no cualquier cosa que diga el gobierno o la guardia civil. De lo contrario es como si alguien afirma que no existen los fantasmas pero porque se los comieron todos los duendes. Esa posibilidad de entendimiento que parecíamos haber alcanzado en un principio, y hasta en unos principios, se desvanece por lo delirante del conjunto. Y no digo que no me crea lo de las balas, no tengo ningún motivo para sospechar que no sea cierto, aunque puedo asumir todo el escepticismo que usted quiera siempre y cuando no esté justificado por chorradas de tamaño imperial, claro. El terraplanismo y movidas así ya me superan, y el menteplanismo ni le cuento.

   Este tipo de formaciones y sus informaciones son así. A veces da la impresión de que están planteando una cuestión seria, que es por lo que captan tanto crédulo de más, hasta que de pronto empiezan a irse por peteneras y te quedas flipando con sus vislumbres y sus invenciones. Suelen buscar eslóganes con los que de entrada casi todo el mundo podría estar de acuerdo, tipo: "España necesita más desarrollo". Pues sí, vale, así como concepto podría incluso aceptarlo, claro que el problema surge cuando en lugar de España empiezan a desarrollar el eslogan y te salen por ejemplo con que hay que construir un muro infranqueable en Melilla. "¿Un qué...?". "Un muro infranqueable en Melilla... Para que los modelos de Bangladesh no okupen las casas y pensiones de las ancianas cuando salen a hacer la compra...". "¿Y no sería mejor usar esos ladrillos y albañiles para hacer viviendas...? Porque eso también es desarrollo, y así nos quedamos todos tranquilos... Salvo que los planos los firme Rocío Monasterio, bueno, que el planismo de esa señora sí que no conoce límites...".

   Yo comprendo que la gente ame a su país, y en el fondo yo amo al mío incluso más de lo que debería, aunque un amor basado en el odio es una contradicción filosófica como mínimo, y no digamos ya si te lleva a odiar a la mitad de las personas que lo habitan y a la inmensa mayoría de las que no sin saber siquiera quiénes son o cuál es su historia. Basándolo todo en una imagen manipulada de la que sólo sabemos que ha salido de un banco.